21 de noviembre de 2011

La crisis y el paro fomentan el maltrato psicológico infantil en el entorno familiar

 

La asociación de defensa del niño advierte de que aumentará el fracaso escolar.


Es una reacción en cadena. En los primeros años de la crisis, la estabilidad familiar se logra mantener, se vive de rentas pasadas no solo económicas sino emocionales. Cuando las prestaciones y ayudas se acaban y las deudas se imponen, el paro afecta a más de un miembro de la familia, no hay ingresos y los hogares tiemblan, en medio de la crispación, la inseguridad y el miedo están los más indefensos, los niños y también los más mayores, los ancianos.



Especialmente vulnerables además los más pequeños porque nadie se fija demasiado en ellos, en que están en medio de las discusiones, las voces o que finalmente reciben el último chillido, el desahogo de los padres cae sobre los más débiles. Además, tardan en mostrar señales del daño percibido. Son una vez más víctimas inocentes de un mundo injusto. Y ya es una realidad, en España, en Castilla y León y en Valladolid.

Así lo constata la asociación Rea para la defensa de la infancia y la juventud en la comunidad. Esta organización no gubernamental ha detectado «un crecimiento del maltrato psicológico y verbal y advierte que ya se percibe un aumento del absentismo escolar y del fracaso en el colegio», asegura su secretario, Antonio Rodríguez Marcos. «No tenemos estudios concretos, pero el día a día en Rea, las demandas familiares, el contacto con los colegios, los talleres, la escuela de padres... nos han dado ya la luz de alarma, hay una clara incidencia de la crisis en la infancia».


 La crisis y el paro fomentan el maltrato psicológico infantil en el entorno familiar
Varios niños participan en el diseño de un mural de un colegio vallisoletano.


 
Inestabilidad
 
Mañana, es el Día Internacional de los Derechos del Niño, y al ser domingo y jornada de elecciones, esta organización ha adelantado sus tradicionales actos a hoy sábado. Y este año, el protagonista es el niño víctima de la realidad económica, de los efectos sobre su familia. «Son momentos emocionalmente complicados, aumentan las tensiones, los reproches mutuos y el maltrato verbal se vuelve contra el más débil, se busca un culpable y aún no siéndolo de verdad, buena parte de la agresividad familiar cae sobre el menor», añade.


Rea destaca que en nuestro entorno, la comunidad y la provincia todavía no se ha dado el fenómeno de la explotación laboral de los niños, o al menos no se ha incrementado respecto a la que tradicionalmente sufren los menores de algún colectivo minoritario. Sin embargo, la ONG recuerda que, según el informe de Unicef, «uno de cada cuatro niños españoles vive en la pobreza y está desnutrido».


No ha constatado, en cambio, esta organización que está muy centrada en su actividad en el acoso escolar, un incremento del mismo; aunque destaca «que es de esperar que la inestabilidad familiar que afecta a un niño o a un adolescente repercuta también en breve en mayor agresividad en las aulas y lugares de ocio porque la crispación y la necesidad de desahogo crece». 


«Las derivaciones de casos para que se estudien en Servicios Sociales nos han aumentado, está claro que estamos ya en esa fase de afectación sobre el menor y es muy necesario adoptar medidas preventivas, trabajar con las familias y mucho con Educación porque pasan muchas horas en el colegio y es el lugar idóneo para detectar los síntomas».


La Junta dispone de programación, legislación y centros para detectar los problemas de maltrato y amparar a los menores. Las últimas cifras, que aún no contemplan los datos del presente ejercicio al no haberse cerrado 2011, recogen un ligero repunte desde 2007 de los casos en que ha tenido que intervenir la Consejería de Familia con medidas de protección. Así, de los 1.628 casos de 2006 se ha pasado a 1.722 en 2008, a 1.789 en el año 2009 y a 1.723 el pasado ejercicio. No obstante, los casos que terminan bajo la tutela administrativa son los de desatención y maltrato serio.


Otros datos, como los destacados por algunos pediatras de Atención Primaria también detectan mayor inestabilidad familiar en las consultas pero no un incremento de problemas de salud o de desnutrición o mala alimentación. Significativo es que han aumentado, y mucho, las consultas por depresión de los adultos.




EL DATO
Fuente: elnortedecastilla.es

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