Dos días de casi infructuosa búsqueda. Las perras rastreadoras Iza y Laika, de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil de Madrid, sólo podían permanecer en Cantabria dos días, jornadas en las que han rastreado el valle de Valdeolea, en el entorno de Las Quintanillas, encontrando solamente un zorro muerto, presuntamente envenenado. También actuaron ayer en Cervatos, donde desde 2008 han matado a todos los perros del pueblo, sin haber encontrado rastro del veneno.
A pesar de este hecho, y tras haber hallado 24 animales muertos en 16 días, así como cebos envenenados, el servicio de guardería de montes de la Consejería de Ganadería, supervisados por el jefe de la sección de especies protegidas, Javier Espinosa, no cejan en su labor. Tras el trabajo realizado por las dos perras de la unidad canina, especialistas en rastreo de veneno, pedirán el apoyo de unidades del servicio cinológico de otras comunidades para que prosigan con la búsqueda de animales y de veneno.
Igualmente, la Guardia Civil, a través del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) seguirá haciendo investigaciones bajo las ordenes de la fiscal delegada de Medio Ambiente de Cantabria, María Jesús Cañadas, a la que tendrán que rendir cuentas sobre las pruebas encontradas para seguir el procedimiento judicial, si observa indicios de delito
Acusación particular
Ha sido con esta fiscal con la que el representante de la asociación de protección de los animales, Seo Birdlife en Cantabria, Felipe González, acompañado por el abogado de la organización conservacionista, se han entrevistado con ella, haciéndole saber su intención de que, en cuanto haya causa, se personarán como acusación particular.
Esta asociación tiene firmado con el Gobierno regional un convenio de colaboración para erradicar y controlar la presencia de venenos en los campos y montes de Cantabria, que escapan al control oficial. Supone un gasto de 30.000 euros en cinco años, y aunque está aprobado, ni el anterior Ejecutivo ni el actual lo han puesto en marcha a pesar de haber manifestado su intención de hacerlo.
Caramelos envenenados
Samuel Lastra Díaz es un vecino del Valle de Cabuérniga que denunció, en agosto de 2011, la muerte de su perro, y otros de las localidades de la zona, por la acción del veneno. Este ciudadano ha denunciado ante la Guardia Civil, y los organismos civiles competentes, este problema. «Lo más sangrante es que en los 102 municipios de Cantabria se está regalando a la población cebos con tóxico para roedores sin ningún control. Se regalan bolsas de un kilo de veneno, sin pedir datos sobre quien lo lleva ni ningún otro control, lo que significa un kilo de veneno por cada vecino que lo pida.
Ése es un peligro que no está calibrado», explica este hombre que perdió a su perra tras haber ingerido uno de esos «caramelitos envenenados». Espera que «ahora estos casos sirvan para reflexionar sobre el control de productos tóxicos y venenosos. Serán necesarios en algunos casos pero no deben dejarse al albur de cada persona».
Fuente: diariomontañes.com
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