En 2003, se incoaron seis diligencias de investigación por este motivo; 31 en 2004, sesenta en 2005, mientras que el pico más alto se alcanzó en 2009, con 83 casos. En 2010, esta cifra bajó hasta las 67.
En estos casos, asevera la fiscal, «se observa también otro componente de género, pues de forma mayoritariamente aplastante la víctima vuelve a ser femenina y el agresor masculino, aun dentro del ámbito familiar y no ya de pareja».
Podría existir, indica la acusadora pública, «una absoluta impunidad en bolsas ocultas de maltrato a los mayores al concurrir la ventaja añadida que el trinomio mayor-maltratado-vulnerable nunca denuncia el hecho, provocando el oscurantismo de que esta conduzca permanezca».
Ello se manifiesta en «la dependencia física y emocional del maltratador ante su agresor o agresores, dado que pueden concurrir varios agresores del mismo entorno sobre la misma persona», reflexiona Flor de Torres Porras.
La Fiscalía de Violencia sobre la Mujer califica estos hechos «de especialmente reprochables», y destaca la absoluta y máxima vulnerabilidad de las víctimas. Aún quedan pasos por dar para mejorar la represión y prevención de estos delitos especialmente graves.
Ello se manifiesta en «la dependencia física y emocional del maltratador ante su agresor o agresores, dado que pueden concurrir varios agresores del mismo entorno sobre la misma persona», reflexiona Flor de Torres Porras.
La Fiscalía de Violencia sobre la Mujer califica estos hechos «de especialmente reprochables», y destaca la absoluta y máxima vulnerabilidad de las víctimas. Aún quedan pasos por dar para mejorar la represión y prevención de estos delitos especialmente graves.
Fuente: laopiniondemalaga.es
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