11 de diciembre de 2015

El maltrato animal, primer paso de la violencia contra las personas.



Numerosos estudios confirman que hay una fuerte correlación entre la crueldad hacia los animales en la niñez y una futura conducta antisocial y agresiva. El papel de las mascotas en el enriquecimiento de nuestra vida emocional.
Un interesantísimo intercambio con el Dr. Horacio Vautier, veterinario argentino viviendo en Paraguay, me arrojó un dato que no tenía: las personas que son violentas con animales suelen luego serlo con otras personas.

Velar por el bienestar de los animales, esos mágicos seres que nos dan lecciones sobre amor y empatía, es un reaseguro contra las conductas violentas.

Y me recordó una experiencia que viví cuando recién me había recibido de psicólogo y comencé a trabajar en Rancul, una población rural de la provincia de La Pampa.

En esa oportunidad visitaba el hogar de una familia donde había un púber con problemas importantes de conducta a nivel escolar. Semanalmente lo veía dos o tres veces, intentando brindarle contención ante la ausencia de adultos responsables que lo guiaran en su exaltado crecimiento adolescente.

Lo que era sorprendente para mí era cómo cada vez que llegaba aparecía un animal distinto dando vueltas por el interior de la casa con alguna discapacidad (rengo, tuerto, etc.), producto de la implacable puntería de la gomera del chico. Ante mi pregunta de por qué hacía esto, sonreía gozoso diciendo que simplemente porque le gustaba. En la última oportunidad que lo vi, una garza enorme y enclenque que había cazado en la laguna local se paseaba moribunda mientras él festejaba su hazaña.

No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a tener problemas de violencia en la escuela con compañeros.

Todo un modelo de conducta

Cuando la persona comienza a valerse de otros para expresar su insatisfacción, malestar o inestabilidad interna y lo hace descargando estas emociones de manera amenazante o produciendo daño, ya sea verbal o físico, podemos hablar de violencia.

La violencia puede adquirir muchísimas formas y expresiones, muchas de ellas sutiles. Se ha estudiado su origen desde distintas perspectivas (social, psicológica, legal). También se sabe que el cerebro de la persona violenta carece de una adecuada comprensión del sentir del otro, de una autorregulación emocional efectiva y de una inhibición de la impulsividad adecuada. En términos más neurocientíficos, la conexión del cerebro frontal (inhibitorio, empático y consciente) con el cerebro límbico (expresión de emociones más primitivas) no es armoniosa. El primero, encargado de regular y modular el segundo, no tiene el desarrollo ni la activación suficiente para permitir un funcionamiento adaptado a la vida social.

Y lo peor es que el cerebro violento, para cambiar sus modelos de funcionamiento, necesita de tiempo y adecuada terapéutica profesional. Cualquier abordaje con personas o vínculos violentos implica seguimiento intensivo de varios años.

La crueldad contra los animales.
Como anticipábamos, el sufrimiento infligido a las mascotas suele ser el paso inicial del maltratador y el violento. La exposición y la debilidad de los animalitos es caldo de cultivo para el ejercicio de las primeras manifestaciones de crueldad y control irracional.

El Dr. Vautier menciona que un estudio de Kellert-Felthous (sobre crueldad hacia los animales entre criminales y no criminales) “confirmó una fuerte correlación entre la crueldad hacia los animales en la niñez y una futura conducta antisocial y agresiva, y enfatizó la necesidad de que los investigadores, médicos y líderes de la sociedad estén alertas ante la importancia de la crueldad hacia los animales en la niñez”.

Y luego nos da un dato contundente: “la Sociedad Humanitaria de EE.UU. se ha expresado a través de su vicepresidente, el Dr. Randall Lockwood, diciendo que no todo individuo que haya maltratado a animales acabará siendo un asesino en serie, pero casi todos los asesinos en serie cometieron actos de crueldad con animales". Por su parte, el Supervisor y Agente Especial del FBI, Allan Brantley, considera que "la crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo sano... es una señal de alarma".

Cifras elocuentes
Otros estudios arrojaron resultados a los que se debería prestar mayor atención al momento de trabajar sobre hechos de violencia en general, y contra mujeres y niños en particular:

- En el 88% de las familias donde había maltrato a niños también había maltrato a animales (New Jersey Public Child Protection Agency, 1983).

- El 71% de hombres que maltrataban a sus parejas maltrataron a las mascotas a modo de venganza (Ascione, 1996).

- El 32% de víctimas de violencia familiar que tenían mascotas reportaron que uno o más de sus hijos habían herido o matado a una mascota (Ascione, 1995).

- Antecedentes de crueldad contra animales en: exhibicionistas: 30%; acosadores sexuales: 36%; violadores: 48%; asesinos: 58% (Ascione, 1993).

- El maltrato animal resultó ser mejor predictor de abuso sexual que los antecedentes penales por homicidio, piromanía o delitos de armas de fuego (Clarke, 2002).
Tal como dice el médico veterinario a manera de cierre en nuestro encuentro, “los veterinarios podemos y debemos generar los ámbitos de debate y participación interdisciplinaria para combatir la violencia social en todas sus formas, contra los animales y las personas”
Agregaría que no sólo los veterinarios, sino todos los ciudadanos deberíamos velar por la salud de “nuestros hermanos los animales” como seres que comparten nuestro ecosistema y que enriquecen con su bondad nuestra vida emocional.

Fuente: clarin.com

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