Vicente Garrido, criminólogo.
Tengo 54 años. Nací y vivo en Valencia. Soy profesor de Criminología de la Universitat de València. Estoy soltero y tengo una hija, Lorena (19). ¿Política? De centro. Soy un agnóstico que desearía creer. A menudo el asesino carga el féretro de su víctima.
Vicente Garrido es un hombre menudo, afable y con la cabeza llena de cadáveres y asesinos terroríficos. Doctor en Psicología y diplomado en Criminología, Garrido es una autoridad en la criminología violenta, pionero en el estudio de los asesinos en serie en nuestro país. Ahora, tras rigurosos trabajos en este campo, se ha lanzado a novelar basándose en sus muchos conocimientos policiales y forenses: publica Crímenes exquisitos (Versátil), ficción escrita en colaboración con Nieves Abarca; una trama muy negra en la que el asesino actúa sobre el patrón de ciertas obras de arte. Garrido publica, además, Perfiles criminales (Ariel), ensayo con "un recorrido por el lado oscuro del ser humano".
¿Puede un criminólogo ser un criminal?
Me he pasado a novelista y he creado un criminal de ficción, pero... ¡soy inocente!
¿Todos podemos matar?
Sí, pero eso no es ser un asesino.
¿En qué circunstancia mataría usted?
Si alguien pusiera en grave peligro mi vida o la de un ser muy querido.
¿Y en qué consiste ser un asesino?
Eres un asesino si premeditas el modo y la ocasión de matar a tu víctima sin que pueda revolver con eficacia.
El psicópata de la isla de Utøya.
Me pasmó su insensibilidad. Es un perfil desconcertante, desconocido hasta ahora...
Acérquemelo en tres rasgos.
Uno: es el asesino más prolífico en un solo acto, que yo recuerde, pues asesinó a sesenta personas. Dos: le gusta exhibirse (¡pidió testificar con uniforme!). Tres: ha elaborado un argumentario de sus motivos...
Argumentos muy xenófobos.
Sí, quiere defender la cultura noruega de contaminaciones foráneas... y está convencido de que actuó correctamente.
Qué peligroso es tener ideas rígidas...
Fanatismo, veo. Y veo otra cosa en este tipo: narcisismo. Y lo satisfizo con su actuación.
¿Y ahora, qué?
Pasarán los años... y le pesará ver que aquella satisfacción del momento se diluye...
Quizá actuó para ser capturado.
No he conocido a ningún asesino que quiera ser capturado. Sí traté a uno que quería ser valorado: el asesino de la baraja.
¿Quién era ese?
¿De verdad no lo recuerda?
Mm..., no.
¡Fue un caso muy mediático!
Disculpe mi pobre memoria.
Dejaba un naipe junto a cada cadáver: llegó a matar a seis personas, en Madrid. Se había hecho asesino en serie para ser reconocido.
No entiendo qué beneficio sacaba...
Le chiflaban las armas y había entrado en el ejército para usarlas. Fue enviado a Yugoslavia ¡y se ilusionó muchísimo...! Pero era una misión de paz: quedó muy frustrado.
Animalico.
A la vuelta a España, le echaron del ejército. Y se puso a matar..., por reconocimiento. Pero tenía un grave problema: ¿cómo iban a reconocer su obra... si no lo explicaba?
¿Y confesó?
Con unas copas de más, entró en una comisaría, se inculpó, ¡y le enviaron a casita!
Desgraciado.
Volvió una segunda vez, y ya contó detalles que sólo el asesino podía conocer. Fue condenado a treinta años.
Es un modo de reconocimiento social.
Asesinar seis veces... para no ser recordado ni por un periodista como tú.
¿Qué perfil es el del asesino en serie?
Alguien poseído por una fantasía de poder. La realiza a costa de la vida de alguien: asesina. Y reincide por repetir ese placer.
¿Y siente el mismo placer cada vez?
Para sentir la misma plenitud emocional tiene que ir subiendo el diapasón..., hasta que comete un error y le capturan.
¿Algún ejemplo?
Joan Vila, el Ángel de la Muerte de los ancianitos del geriátrico de Olot: gozó disponiendo de la vida de personas a su cuidado...
¿Y tuvo que ir elevando el diapasón?
A los últimos les forzaba a beber lejía... para sentir más intensamente su dominio sobre la vida y la muerte. Así se sentía vivo.
De ser oficinista, ¿hubiese matado?
Quizá eligió ese empleo de cuidador por su previa necesidad de sentirse poderoso...
También hay el asesino por venganza...
Sí, como otro caso en Olot: ofendido por una serie de vecinos, quiso darse el gusto de darles su merecido, de verlos muertos: asesinó a uno en la sucursal bancaria, a otro en el bar... Y luego se suicidó. No buscaba fama ni reconocimiento: ¡sólo venganza!
¿Por qué pasan tantas cosas en Olot?
Levante, Catalunya y Madrid son los principales focos de criminalidad en España: es por una cuestión demográfica y social.
¿El asesino en serie no tiene móviles económicos o sexuales?
Puede revestirse de esa pátina..., pero siempre late en el fondo una cuestión de dominio. ¿Recuerda el caso de Remedios Sánchez, estranguladora de viejecitas?
A esta sí: mataba en pisos de Barcelona.
La policía creía que asesinaba por dinero y joyas, pero cuando me consultaron les dije: "Es para sentirse poderosa". Y así era: Remedios no tenía problemas de dinero.
¿Quedan muchos asesinos libres?
La policía resuelve el 90% de los casos de asesinato. Se trata de indagar en el entorno del asesinado. Y en el funeral de la víctima. A menudo el asesino carga el féretro...
Como criminólogo, analíceme ahora la violencia sexista.
El hombre se siente maltratado psicológicamente por su pareja, y la asesina.
¿Qué asesino en serie le horripila más?
Es tremebundo el caso de BTK (bind, torture, kill: atar, torturar, matar, ¡así firmaba!), en Estados Unidos. ¡Su vocación era la de ser asesino en serie! Y asesinó a diez personas en once años, sin llegar a ser capturado.
¿Y eso?
Astuto, ha sido el asesino en serie más años en libertad. Fue detenido treinta años después del primer asesinato, cuando un diario se preguntó si BTK habría muerto... ¡y él empezó a enviar cartas y pruebas a la policía! Y así fue como le pillaron.
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