11 de noviembre de 2011

Decapita a su hija de 18 meses en Girona por “orden del diablo”

Mata a la menor mientras su otra hija, de 6 años, veía la tele en otra habitación. El parricida tuvo que ser reducido por cuatro agentes y personal sanitario.

 

Horror, incredulidad, conmoción. Los vecinos del bloque situado en el número 8 de la calle de Oviedo de Girona no tenían ayer palabras ni adjetivos para expresar lo que sentían tras conocer el brutal crimen perpetrado por uno de los inquilinos. Marcelo R. O., de 34 años y nacionalidad colombiana, decapitó a su hija menor, de 18 meses, cuando su otra hija, de 6 años, se hallaba en el domicilio. Todo apunta a que se trata de un acto de enajenación, ya que el parricida, un hombre normal y educado, según los vecinos, explicó a la policía que había actuado “por orden del diablo”.La policía judicial accede a la finca para investigar. 
La policía judicial accede a la finca para investigar. 
 

Los hechos se produjeron pasadas las 12 del mediodía. El propio parricida llamó al Servicio de Emergencias Médicas para comunicar que había matado a su hija. “Lo he hecho porque me lo ha ordenado el diablo”, espetó el presunto homicida. Una patrulla de los Mossos se presentó inmediatamente en el domicilio.


El hombre, presa de una gran excitación, no dejaba de gritar a los agentes: “¡Aquí está el demonio!”, según fuentes próximas al caso. Los policías encontraron entonces a la hija pequeña decapitada y encima de una cama, mientras que la hermana mayor estaba en otra habitación mirando tranquilamente la televisión.


MUCHOS GRITOS 


Los vecinos del inmueble explicaron que, antes de la llegada de la policía, escucharon al padre de la víctima proferir fuertes gritos. “¡El demonio! ¡El demonio!”, repetía una y otra vez. Su estado de excitación obligó a intervenir al personal médico y a varios agentes para proceder a la detención, ya que el agresor ofreció fuerte resistencia. 

“Había cuatro policías y no podían con él de los grandes saltos que pegaba”, explicó una vecina. La policía lo trasladó en una ambulancia al Hospital de Santa Caterina, donde fue sedado, y posteriormente volvieron a llevarlo a su domicilio para realizar la reconstrucción del crimen.

Cuando regresó a la calle, esposado, para ser conducido a comisaría, varios vecinos que estaban congregados en la vía pública y en los balcones de otros inmuebles profirieron insultos contra el parricida, que se limitó a entrar en el coche policial con la cabeza gacha. 

Fuentes próximas al caso explicaron que los Mossos fueron a buscar a la madre de las niñas a su centro de trabajo para comunicarle la fatal noticia. La mujer tuvo que ser atendida por personal médico y recibió ayuda psicológica.

Los vecinos coincidieron ayer en calificar a Marcelo R. O. como una persona “normal”, que nunca había dado problemas.



Fuente: elperiodicodelmediterraneo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario