«Al leer esta información, muchos adultos revivirán terribles episodios de violencia psicológica que les marcaron para siempre. Cuando eran niños les convencieron de que vivían en una selva, donde triunfaría sólo el más fuerte y donde lo único que cabía era huir, porque nadie les iba a ayudar. ¿Sabe por qué? Porque todo el mundo trivializa la violencia escolar, que es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad». Piñuel y Zabala participa hoy en la apertura del curso Encuentros con la Salud de EL CORREO, con una doble charla sobre los efectos de este fenómeno en la salud infantil. El acto matinal, en la Universidad del País Vasco, estará presidido por la consejera de Educación, Isabel Celaá.
La mayor parte de los episodios de violencia que sufren los niños en el colegio tiene que ver más con conductas de acoso psicológico que físico. «La ridiculización, la exclusión, el envío de mensajes como 'tu no juegas, eres respulsivo y si quieres estar con nosotros, danos tu juguete...' acaban por hacer que el niño se sienta como un monstruo», relata el experto. Las víctimas son críos iguales que los demás, pero por algún motivo desconocido son elegidos para convertirse en blanco de las burlas de sus compañeros. «Basta un rendimiento extraordinario, el hecho de que sean chicos o chicas más ingenuos, más curiosos, más guapos, cualquier razón vale para convertirlos en chivos expiatorios».
El patio es «la guerra»
El efecto más frecuente de la violencia escolar en la salud infantil es el estrés postraumático, una sensación de miedo e inseguridad comparable a la que viven las víctimas de bombardeos, violaciones, secuestros y terremotos. Los niños que lo padecen se muestran más irritables, presentan problemas de atención, tienen miedo, rechazan ir a la escuela, especialmente tras un fin de semana o a la vuelta de vacaciones; y con frecuencia desarrollan molestias psicosomáticas. Dolores de cabeza y estómago, por ejemplo, que vuelven 'locos' a los médicos, incapaces de ver lo que no hay. «Niños con estrés postraumático son frecuentemente diagnosticados de hiperactividad. Esta confusión es tremenda porque no sólo no da con la verdadera causa, sino que, además, revictimiza al niño con un diagnóstico erróneo».
El autor de 'Mobbing escolar: Violencia y acoso psicológico contra los niños' dice que es necesario hacer entender al menor que él no es culpable de lo que le ocurre; y a los centros educativos que, en el horario escolar, son ellos los «responsables del cuidado de los niños». «No mandamos a nuestros hijos a una guerra. Les mandamos al colegio y allí los educadores tienen una posición jurídica de garantes. Son los que han de asegurar la integridad psíquica y física de nuestros hijos».
Fuente: elcorreo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario